Vender.

Mucho se ha escrito ya sobre las ventas: cómo vender o aumentar las ventas, cómo atraer clientes, cómo rematar una venta…Yo quiero contar una experiencia que tuve hace poco.

Era por la tarde, estaba esperando fuera del coche comiéndome unas cerezas tranquilamente. De repente se acercaron dos chicos de unos 24-25 años vestidos con camisetas con el logo de una organización conocida vendiéndome lotería. Uno llevaba gafas y el otro el pelo largo hasta los hombros. Después de una pequeña introducción por su parte intentando conseguir algo de cercanía conmigo (de dónde eres, a qué te dedicas, etc.), el de las gafas me dijo:

“Mira, solo me quedan 4 papeletas, si las vendo ya nos podemos ir para casa que llevamos todo el día dando vueltas”.

Es una táctica que se ve de lejos, además su compañero sujetaba otras 4 o 5 papeletas. Pero bueno, quería hablar más con ellos para ver qué más sucedía en esa situación.

“Está bien, ¿cuánto cuesta una?”

Me dijeron que 5 euros cada papeleta (20 euros en total). Resoplé, sonreí y les ofrecí unas cerezas, pero las rechazaron.

-“¡Si me compras una y te tocan los 3 millones nos vamos los tres al Caribe!”

-“Si tu me regalas una papeleta y me toca el premio os invito a un viaje al Caribe” – les propuse yo.

-“Pero si te regalo las papeletas las voy a tener que pagar yo” – se reía- “¡y no puedo empezar a hacer eso con todo el mundo!”.

-“!Pero si me toca nos vamos al Caribe!”.

-“¿Y si no te toca qué?”- me respondió.

Ahí básicamente se terminó nuestra conversación. Ellos vinieron a ofrecerme un producto que ni ellos mismos se lo creían. Una de las cualidades del humo es que el humo se esfuma… y eso es lo que vendían, humo.

Acabamos riéndonos y nos despedimos.

Después de ese incidente, me venía a la mente una y otra vez ese dicho que me gusta tanto que dice algo así:

Somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios.

 

 

 

 

 

 

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